Conoce al soldado beduino que se enlistó a las FDI contra la voluntad de su padre
Publicado en: 26 de julio, 2017
Al terminar la secundaria el padre de Ibrahim le pidió renunciar a su proyecto de enlistarse al ejército y dirigir sus potencialidades hacia los estudios académicos. A pesar de eso, el joven se alistó y su padre lo desterró de la casa. Hoy en día, una vez finalizado el curso de oficial, Ibrahim describe el orgullo que tiene para su país, la obligación que se sentía por alistarse en el ejército, y los amigos que encontró en su camino de completar su sueño de servir en el ejército israelí.
En el pueblo de Ibrahim en el norte de Israel, el alistamiento es rutina. La mayoría de los jóvenes son reclutados para el servicio militar a los 18 años de edad, oficiales de las FDI a menudo vienen a hablar con los estudiantes de secundaria para contribuir al ejército de una manera significativa. Es común ver uniformes militares colgados secandose en los tendederos de patios exteriores. La ley israelí, sin embargo, no les obliga a alistarse.
"Mi padre me echó cuando descubrió que me alisté", cuenta Ibrahim. Pero la dedicación de este soldado beduino por las FDI, finalmente cambió el pensamiento de su padre.
Ibrahim se vio influenciado por la presencia de soldados de las FDI que vinieron a su escuela cada año, y sus discusiones sobre el propósito del ejército y de la importancia de alistarse.
Su padre, sin embargo, trató constantemente de retrasar su alistamiento. "Mi padre no quería que me uniera al ejército", dijo Ibrahim. "Yo tenía excelentes calificaciones. Él quería que yo fuera a aprender y a encontrar una profesión. Decía que tener una educación era preferible a estar en el ejército. No tenía idea de lo que se hace en el ejército, pensaba que el ejército era sólo guerra y era todo".
Ibrahim, que se crió en un ambiente donde el respeto a su padre es valor supremo, y por ello renunció a su proyecto inminente de entrar en una unidad de combate del ejército israelí y en su lugar, se unió a su padre trabajando con él durante dos años como acomodador en el negocio de su familia. "Mi padre es un poco cabeza dura", explicó Ibrahim. "Nadie lo pudo convencer. Hablé con mi tío para convencerlo. Tampoco tuvo éxito. Yo sólo tenía 18 años en ese momento y, como decía mi padre, que tenía que hacer lo que dice. "
"NO VOLVER A CASA"
Aunque Ibrahim no tenía más remedio que seguir viviendo una vida sin uniforme militar, nunca dejó de lado su sueño. "Yo empecé a estudiar ingeniería civil en la Universidad Technion en Haifa. Después de dos años, algunos de mis amigos que se habian alistado al ejército, se liberaron y ahí me puse a pensar", recordó. "Empecé a pensar de nuevo sobre el reclutamiento . Decidí que no iba a esperar más y me fui inmediatamente a la oficina de reclutamiento. Hice las pruebas necesarias y los exámenes médicos, y me alisté sin que nadie lo sepa", dijo.
Ibrahim finalmente se enroló en el ejército israelí el 27 de marzo de 2011. Fue reclutado por el Batallón Reconocimiento del Desierto. Ibrahim dolorosamente recuerda la reacción de su padre: "Mi padre me llamó y me dijo: '...no vuelvas a casa, no te quiero ver aca'. Las siguientes semanas, dividió su tiempo entre la base y en el campo, con algunos fines de semana en casa de su tía.
Después de unas seis semanas, Ibrahim se sorprendió al recibir una llamada telefónica de su padre. "Yo estaba de vacaciones por unos días, y recibí una llamada telefónica de mi padre diciendo: "Ven a casa y vamos a hablar". "Yo no lo podía creer. Llamé a mi madre y le pregunté qué le pasaba. Ella también le dijo a me, 'vuelve a casa, quiero hablar contigo".
Ibrahim tuvo una larga y difícil conversación con su padre: "Él preguntó: ´¿Por qué me hiciste eso? ¿Por qué dejaste la universidad seis meses antes de graduarte?" Ibrahim recordó. "Le dije que yo era adulto y que me atengo a mi decisión. Yo soy una persona independiente y quiero determinar mi propio futuro. Eventualmente, él aceptó".
Después de hablar con su padre y reconciliarse con su familia, Ibrahim regresó a la base con determinación renovada. "Después de tres meses me uní a un curso de comandante. Él [mi padre] era feliz por eso", dijo Ibrahim con orgullo. "Vino a mi ceremonia."
UNA PARTE INTEGRAL DEL PAÍS
En cuanto a sus planes futuros, Ibrahim insiste en que, de momento, su vida está en el ejército. "Me gustaría quedarme hasta convertirme en comandante de la compañía. Quiero contribuir a este país. Soy una parte de este país. Todos sirven en el ejército israelí, y no hay razón por la que yo no haría lo mismo."