Artilleros: toda la acción dentro del tanque

08.07.13
el equipo editorial de la FDI

El día está despejado, brillante y sopla un ligero viento fresco. Decenas de soldados y su comandante han creado una tienda de campaña en el borde de un campo de tiro en el desierto. Los cadetes se están acercando al final del curso de artilleros de dos semanas. Ya eran comandantes de tanques. Ahora, sin embargo, una vez finalizado el curso, van a regresar a sus compañías regulares como expertos, encargados de la enseñanza de sus respectivos soldados sobre las complejidades de la guerra con el arma grande. Hoy día se están entrenando para las emergencias inesperadas que pueden ocurrir en el curso de una batalla entre tanques. Cada artillero aprende a prepararse para cualquier situación.

"¡Fuego!" Se gritó por el intercomunicador. Rápidamente, los binoculares se elevan, y los que no tienen tapones meten sus dedos en sus oídos. Seis tanques se alinean a lo largo de 150 metros, y de uno de ellos, emanan las llamas y el humo de explosión de un cañón. Casi al instante, a dos kilómetros de distancia se eleva al aire una alta columna de polvo.

"¡Blanco!". Choque de manos y aplausos alrededor. Myr. Barak Assaf se inclina hacia atrás de su enorme par de binoculares, se nota la expresión de satisfacción en su rostro. Esto está lejos de ser su primer curso, pero parece nunca cansarse de ver explotar el primer objetivo.

Hay seis tanques de tres modelos diferentes, Merkava marca 2, 3 y 4. Cada uno es diferente, explican los cadetes del curso - unos más viejos y otros bastante nuevos - pero cada equipo se enorgullece de su propio modelo. Sin excepción, los seis tanques dieron en el blanco a dos kilómetros. Se nota el éxito, los artilleros se asoman por el casco del tanque levantando sus puños. Hay un sentimiento de camaradería a pesar de que cada uno de los cadetes proviene de diferentes compañías y brigadas del Ejército.

"¡Silencio!", Grita el mayor Assaf. "Ahora vamos a disparar a blancos a cuatro mil seiscientos metros de distancia, sólo un poco más difíciles".

El primer proyectil se dispara a una distancia muy larga y difícil. Aquellos con binoculares se miran y se nota la decepción compartida. "Barak" - los cadetes se refieren su superior por su nombre- "han fallado". El mayor, un tanto desilusionado, habla un largo rato por el intercomunicador, corrigiendo a los cadetes y dándoles algunos consejos y técnicas. "Has fallado en distancia y te has desviado a la derecha. Corrígelo: mitad y mitad", indica como ajustar el objetivo del cañón.

Esta vez el reporte en el intercomunicador es mucho más alentador: "¡Blanco!". "Las metas son muy pequeñas y es una larga distancia", explica uno de los soldados mientras mide la velocidad del viento con un pequeño aparato. "2,2 metros por segundo", informa al mayor.

CONVERTIRSE EN UN ARTILLERO

Durante el curso especializado para tripulación de tanques, debes demostrar mucho profesionalismo y un vasto conocimiento sobre el tanque. Una vez que te hayan electo como artillero, pasarás por otro intenso curso especializándote en esta profesión. Aprenderás como medir el disparo en función de la velocidad del viento y hasta incluso en cómo la temperatura afecta a la trayectoria del proyectill. Sin embargo, ya que ser artillero se suma a tus tareas dentro del tanque, no todos optan por esta especialización. Los que la eligen, lo hacen porque realmente creen en el lema del cuerpo de blindados: "El hombre dentro del tanque ganará".

Sgto. Josef Ginerman, joven uruguayo que llegó a Israel a los 18 años para alistarse al Ejército israelí, nos cuenta con entusiasmo sobre su trayecto como comandante de tanques: "Me crié en Uruguay, en la escuela Yavne y en el movimiento juvenil Beitar. Siempre tuve claro que vendría a Israel, es mi pueblo, mi gente, y debo defenderlo". Afirmó. En un comienzo quiso alistarse a la Unidad de Rescate 669, pero por problemas médicos no pudo, por lo que, tras un curso de hebreo, llegó al Cuerpo Blindado. "Al principio," nos explica, "tienes dos meses de entrenamiento básico de infantería, luego, un curso de tres meses con distintas especializaciones en el que aprendes todo sobre la 'gran máquina'".

Sgto. Fuhrman es otro de los que creen en el hombre del tanque.

"Hay cuatro personas en un tanque: El hombre que dispara, el hombre responsable de la munición, el conductor y el comandante", explica. "Cuando no somos artilleros, somos los comandantes del tanques".

"Al principio duermes en carpas, luego de a poco el tanque se convierte en tu casa. No es sólo una maquina, es tu brazo derecho", agrega Josef.

Cuando se le preguntó a Fuhrman acerca de la posibilidad de que los tanques algún día desaparezcan del campo de batalla moderno, dejó bien claro su posición. "El tanque es el arma perfecta. Hay munición para cada tipo de situación, y el tanque siempre será más preciso".